viernes, 5 de febrero de 2010

Crónica de un Viernes social


La música estrambótica me marea, las luces de colores me aturden al caminar y los gritos de mis amigas al tratar de hacerse escuchar me provocan querer huir del lugar. Pero como cada viernes, debo cumplir con la "obligación" de regalarme una noche de diversión; yo no sé bien si es el trabajo o los años que ya empiezan a pesar, miro mi vaso suspirando mientras añoro estar en mi casa, con una bolsa de papas y una cerveza, descansando sin humo, ruido, extraños y sobre todo sin una sonrisa falsa en mi rostro que intenta convencerme que me estoy divirtiendo.


Me incomodan las zapatillas, la ropa me aprieta y el verme rodeada de extraños me hacen aun menos llevadera la situación; Tratando de "ambientarme" me sirvo una copa más para beberla hasta el fondo, sin darme cuenta se da un cruce de miradas.


El tipo es alto moreno, lo que me llama la atención es que se sale del rango de edad de los clientes del bar, tal vez tenga 38 o incluso hasta 40; universitarios y uno que otro colado que a lo mucho llegan a los 27, claro ademas de nosotras las que nos negamos a entender que ya no estamos para antros, somos los clientes asiduos a este antro.

Al mirarnos me sonríe, en ese momento no se si fue porque me descubrió mirandolo o simplemente tiene un gesto amabilidad, le correspondo son una sonrisa amable, no quiero que piense que me gustó o peor aun que le estoy tirando la onda.

¡UUUyyy te miro!- me dicen mis amigas empujandome una contra otra asumiendo un triunfo en la noche.

Ahora la situación ha cambiado, intento no mirarlo, resistir a la tentación, disimular que me gustó; sigo con el ritual de la noche y empiezo a moverme con mis amigas al ritmo de la música, la verdad más que bailar, hago movimientos "discretos" para justificar la mirada que nuevamente he puesto en su mesa, lo busco entre sus amigos y nuevamente me sonrié; esta vez es a él a quien empujan sus amigos.

Me apeno al ver descubierto mi gusto por alguien y más por el propio susodicho; así que en un intento de huida me justifico en una visita al baño.

Debe tener novia o a la mejor esta casado y es su día libre con su esposa- pienso mientras me lavo las manos; después de tanto analizar decido que es mejor seguir sumergida en mi caparazón de los viernes y no mirarlo más.

Desde lejos, en la entrada del baño alcanzo a verlo, no es el más guapo del grupo pero me gustó el juego de miradas que inicio, ademas esa barba de candado lo convierte en una tentación para mi, tal vez me recuerda a alguien; vuelvo a la mesa dispuesta a no mirarlo más, pero inevitablemente una de mis amigas me desarma con 4 palabras: "wey te esta mirando". No es la frase más romántica con la que me hubiera gustado enterarme que seguía en pie de lucha, pero en este momento fue para mi como acordes celestiales.

Entre miradas y sonrisas nos hablamos, supe que estaba cumpliendo un viernes social más, que tampoco le gustaba la música ni mucho menos el lugar, jugamos a perdernos y encontrarnos entre la gente,a escondernos... siempre con la mirada.

Disimular era imposible, ignorar el mundo exterior resultó más fácil, no sé si fue el alcohol o el mirarlo sin temor a ser descubierta lo que me hizo darme cuenta que ademas de la barba, sus ojos eran cálidos.

Supe que ese juego no podía durar toda la noche, asi que en un arranque de cobardía decidí ser yo la primera en retirarse.

-Me voy mañana tengo guardia en la oficina- fue el pretexto que dí a mis amigas para poder irme al sentirme inexplicablemente atraída por un extraño que solo reafirmo que me sentía muy sola y que una vez más estaba viendo donde no había.

Antes de irme lo mire por ultima vez y le sonreí al tomar mi bolso, pude notar como cambiaba su mirada, se sorprendía al verme partir.

Salí del bar y camine entre la gente que se amontonaba en las banquetas intentando entrar, tal vez para vivir la fantasía de una noche o simplemente para tener un Viernes distinto.


¿Te vas? escuche mientras abría la puerta de mi carro.

Tartamudeando y casi temblando alcance a decir SI.
Era el, temble al verle parado frente a mi, agitado de correr a alcanzarme.


-Solo queria despedirme. Dijo

Sin darme tiempo a responder se acerco y si aun saber porque, pasó sus labios sobre los mío.

Dio la vuelta y se fue no sin antes decirme

Mañana seguimos la charla, esta vez deja que hablen más que tus ojos, descuida si te encontre hoy, lo hare mañana.

Mientras conduzco no hago otra cosa que tocar mi labios y envolver mi mente con una pregunta

¿Habra sido este un viernes social más?

No hay comentarios:

Publicar un comentario